Enfermedad de Parkinson: el tubo digestivo, una ventana abierta al cerebro


De las biopsias realizadas del colon se pueden deducir importantes lesiones cerebrales en pacientes que presentan la enfermedad de Parkinson, según los resultados que se desprenden de las investigaciones realizadas por el equipo del Inserm, en Nantes.

Pascual Derkinderen, Michel Neunlist, Stanislas Bruley des Varannes y sus colaboradores de la Unidad del Inserm, “sobre las neuropatías del sistema nervioso entérico y las patologías digestivas: una implicación de las células gliales entéricas”, han puesto de manifiesto que las anomalías bien conocidas en las neuronas de los enfermos también se presentaban de forma idéntica en las neuronas digestivas. Además, la importancia de la lesiones observadas tenía correlación con la severidad de la enfermedad.

Estos trabajados han sido publicados recientemente en la revista Plos One.

La enfermedad de Parkinson se ha identificado desde hace tiempo como una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central, originando los síntomas de la enfermedad (rigidez muscular y dificultades para efectuar movimientos rápidos). No obstante, se comprobó con posterioridad que las lesiones no se limitan al sistema nervioso central, sino que también afectan al sistema nervioso periférico.

Esta observación reciente permitió resolver un problema práctico en el estudio de la enfermedad de Parkinson: estudiar las lesiones en pacientes vivos. Mientras que el acceso al sistema nervioso central no es posible hasta la defunción de los enfermos, los sistemas nerviosos periféricos, particularmente el sistema entérico, ofrecen la oportunidad de ser estudiados in vivo,

Los investigadores analizaron las biopsias del colon obtenidas en 39 pacientes (29 pacientes que presentan la enfermedad de Parkinson y 10 que actuaban como pacientes testigo). Del estudio del sistema nervioso entérico, consiguieron determinar la cantidad y calidad de las neuronas digestivas obtenidas de las biopsias.

En 21 de los 29 pacientes con Parkinson, los investigadores del Inserm pusieron en evidencia las anomalías de las neuronas digestivas que eran idénticas a las anomalías presentes en el sistema nervioso central (las neuritas de Lewy (1)). También pudieron establecer un paralelismo entre las lesiones y los signos clínicos: la importancia de las lesiones era correlativa a la severidad de la enfermedad de Parkinson.

Los resultados de este estudio muestran por primera vez que el análisis del sistema nervioso entérico es una ventana abierta al sistema nervioso central. Por otra parte, el nexo observado entre las lesiones y los signos clínicos representa un marcador de la severidad que afecta por la enfermedad de Parkinson. El avance de la enfermedad podría ser determinado por el análisis de biopsias simples del colon, efectuadas en los hospitales en el momento de la colonoscopia o una sigmoidoscopia del recto, explica Pascal Derkinderen: “ Si nuestros resultados se confirman a gran escala, sería posible hacer un diagnóstico de la severidad de la enfermedad de Parkinson en vida del paciente y ajustar el tratamiento y dar una información concluyente a los investigadores.”

El sistema nervioso entérico: ¿el segundo cerebro?

Si la mayoría de las actividades de nuestro organismo están controladas por nuestro cerebro, nuestras funciones digestivas presentan la particularidad de estar reguladas por un sistema nervioso autónomo: el sistema nervioso entérico. Es un verdadero segundo cerebro, compuesto por más de 100 millones de neuronas, que administran el trabajo conjunto de las funciones motoras y secretoras del tubo digestivo.

El corte transversal del tubo disgestivo permite ver el sistema nevioso entérico, organizado por una red neuronal, compuesta de un plexus submucoso y de un plexus mientérico. Las biopsias obtenidas del colon por endoscopia permiten analizar el plexus submucoso.


Priscille RIVIERE
Inserm Pôle Presse
15.09.2010
(1) Los cuerpos y neuritas de Lewy son depósitos anormales de una proteína que se forma dentro de las células nerviosas del cerebro. Fueron descritas e identificadas en 1913, en el sistema nervioso central de las personas afectadas por la enfermedad de Parkinson, siendo consideradas posteriormente como el marcador de esta enfermedad.

Fuente: http://www.votre-sante.com/suite.php?dateedit=1284579979